domingo, 5 de diciembre de 2010



Caminando con demencia y mostrando mi mejor cara a las calles, mi mente y mi cuerpo vagan por el mundo como quien busca a Dios, sin ninguna intención de resguardo o compasión, me pierdo en las miradas de quienes habitan la calle, me gusta su paciencia, admiro la manera con la que se toman la vida, sin mayor preocupación, como lo hacen los perros callejeros, ya quisiera yo poder gozar de su inconsciencia e importarme un rábano la mirada de la gente que hoy me asfixia como la mirada misma y justiciera del Divino.

Vencidos algunos de mis miedos, solo me queda por preguntarme ¿qué hacer?, aunque la verdad las opciones son tan pocas y mi imaginación tan nula, que la oscuridad se convierte en mi mejor aliado, debo confesar que me fastidia tener a la apestosa de la Muerte, susurrando mi nombre con su hediondo aliento, siento que como yo se siente sola, no sé si por una leidy o tal vez por la inconsciencia del amistoso afecto de Lee, pero, le hace temer como a mí la noche, lo único cierto es que repentinamente le han dado ganas de caminar a mi lado y no se me despega.

Dentro de quienes me acompañan por la calle está el fracaso, hoy lo veo mejor que de costumbre, quizá cambió su mirada del mundo y solo sueña que como el santo Job la mejor salida es aguardar la misericordia de Dios, y claro debemos dejar de ser hipócritas y aceptar que todos la anhelamos, bueno unos más que otros, pero un par de eternidades a su lado no nos vendría para nada mal, eso le veo al fracaso, una resignación, un nuevo aire. De él no me extraña verlo a mi lado, él siempre gustó de mi compañía, esperó hasta que oficialmente saliera yo del closet para formalizar un matrimonio conmigo, lo he visto tanto tiempo a mi lado, que fue inevitable decirle no. Pero bueno, en todo caso, su compañía me anima y me motiva.

Una vez él intentó enamorarse de Lee, gustó de su mirada, porque una loca hechicera la condenó a ser la mirada del fin de la fantasía, gracias a su hechizo Lee cuenta con los ojos más deseados de Wonderland y Fracaso la siguió, por culpa de él y afortunadamente ella termino con el gnomo, pero desafortunadamente el fin de la fantasía tendrá una mirada triste.

No me había fijado en el olor a culo que impregna las calles, que desperdicio de humanidad, pero bueno a alguien se le ocurrió que era justo tirarlos allá porque no son gente, lo indigno es tener que soportarlos aunque ¿qué nos importa?, no sé que es mas cómodo pisar indigentes o tropezar con cartas parlantes, Alicia sabría que responder en estos casos.

Hace algún tiempo conocí a un doctor especializado en dar besos, ni él sabe el poder curativo de sus terapias, parecía ser que desde la vieja ciencia del médico de guardia del viejo hospital de los muñecos, la humanidad no iba a ver ningún otro buen doctor, hasta que nació él, no sé la verdad si el amor existe, porque mi corazón quedó refundido en la ropa interior de alguien más, pero si es esto que estoy sintiendo estoy enamorado, o bajo el efecto de la anestesia de los abrazos del doctor, pero me encanta saber que existe.

Bueno demasiada lora para una sola caminata, tal vez es hora de tomar el Transmilenio, perdido en las miradas de la no gente, decido obligar a mi mente a que deje de pensar

lunes, 22 de noviembre de 2010

Perdido en WonderLand




Una noche como todas, mientras miro el techo anhelando una sombra justiciera, que por momento se acueste a mi lado y susurre a mis oídos “mañana

todo estará mejor”, veo que de su corcel blanco al mejor estilo de

los sueños de la Barbie se baja un caballero, uno muy particular, él caballero, con unos ojos alargados, casi como los de el águila o el halcón, y una sonrisa que me provoca tranquilidad y ganas de llorar.

Claro que si Alicia, entiendo lo que sentiste cuando asomaste tu cara al pozo, no sé con franqueza que es lo que motiva al hombre a saltar sin miedo en las profundidades de sí mismo, para ver que todo termina siendo dos o tres líneas de polvo blanco o una fuga interminable de semen, que casi al mismo tiempo son los que destrozan la fugacidad de los sueños.
Cuando soñaba con lo que podría llegar a ser la felicidad, me fijaba que tuviera unos ojos como los tuyos, que oliera a lo que huele tu cuello, que su pelo se moviera entre mis dedos como casualmente pasa cuando consiento tu cabeza, soñé con un caballero como tú, de hecho no quería que fuera caballero, me aterraba la idea de que la persona que iba hacer temblar mis piernas de nuevo supiera dos o tres cosas más que yo, pero bueno, todo son devenires, y en la pedagógica, sí que saben eso de venirse, ahora los termino entendiendo, más que nunca entiendo. Quien me roba la calma habla dos o tres idiomas, a ratos sospecho que mas, es exitoso, admirable, calmado, seguro, confiable, huele a lirios en reposo, como cuando la lluvia no los ha estremecido, huele a libertad, huele a él.

Bueno Alicia, esto se ve un poco manejable, sí, veo los tulipanes reposando un poco mas coquetos de lo que tus inocentes y promiscuos ojos solían mostrarlo por las blancas hojas de ese libro, veo al dientón poco sensual del sombrero raro, es más, cada mañana me ofrece mas y mas, me gustaría saber si debo hacerle caso o solo ignorarlo, ayer en la tarde hable con la reina de corazones, está algo preocupada, lo noté en sus ojos, pero es que es algo fastidiosa para mi gusto, aun no sabe si alcohol o la marihuana, pero bueno es compañía reciclable, por lo menos mientras el Doc termina el turno en el hospital y me deja decirle cuanto me gusta y cuanto lo quiero.

Despertar cada mañana ya no es un punto más para la vida, aun no es ganancia para mí tampoco, pero es un empate, es una prueba de que aun no estoy vencido, no sé si es por el sabor del mar que aun se siente en sus labios, o la arena de la playa que siento cuando toco su espalda, o seguramente las brizas de barranquilla cuando me habla cerca muy cerca, en realidad no lo sé, pero sería bueno intentarlo.



Pues que te digo hermoso caballero, llevo un par de semanas vagando por wonder land, y la verdad aunque no me acostumbro a flotar como un descerebrado oyendo los latidos de mi corazón, que enloquecen al son de tu voz, me gustaría probar unos cuantos meses más antes de volver a la cruenta realidad, pero debo confesarte que a escondidas, compre un par de tiquete hacia la eternidad, yo sé que es muy pronto, además la palabra eternidad asusta, además porque siempre está rodeada de sus mejores amigas, vejez y entrega, pero en realidad me gustaría saber si quisieras abordar conmigo…

Juanito…

sábado, 30 de octubre de 2010

...







Parece que por fin de las nubes dejo de caer gotas de lluvia, admito que

aún falta mucho para volver a ver el sol, pero con seguridad no me molesta, sentir la brisa mojada por mis mejillas y saber que no hay riesgo de un nuevo cántaro de impasible lluvia, eso realmente me tranquiliza.

Camino sin prisas y sin rumbos, como siempre en momentos de soledad y congoja, el camino y mis piernas son la única salida, ¡dolor!, claro que se lo que es el dolor, me encantaban tal vez aquellas épocas en las que corría con las rodillas raspadas llorando con real sentimiento, y estando seguro de que no existía un dolor mas grande, pero hoy día me doy cuenta que esas solo eran pequeñas y leves muestras de dolor que lo preparan poco a poco a lo que realmente duele vida.

Solo, con miedo, mojado, sin una moneda de centavo en los bolsillos para comprarle a la vida esos cinco centavos de felicidad, sin rumbo, miro mis manos raspadas y abrazo con fuerza mi cuerpo un tanto magullado por la golpiza del amor. Aunque en realidad no se ¿qué duele más, si el cuerpo o el ego… o el amor?.

Con seguridad un día nuevo me espera, se que por siempre sus besos se quedaran marcados en mi vida o tal vez su sexo descaradamente sonrojara mis mejillas en las noches de insomnio, no puedo negar que si disfrute su compañía, que me hacían sentir vivo sus caricias, pero una vez mas no me importan los pocos momento de felicidad que le pueda robar a la vida si descaradamente ella se va a encargar de cobrármelos con lagrimas. Debo admitir que soporté tal vez por el miedo a la primavera, lo más triste es que en ocasione

s no solo eran primaveras de soledades, además eran veranos, inviernos, incluso otoños, cansado de ver por la ventana como hay quienes aguardan momento de compañía, yo solo espero aquel gran amor que me dejo, y que hoy más que nunca estoy seguro jamás volverá.

Pero que más se puede decir, si en la vida nada esta comprado, ahora estoy convencido que no me importan las malditas primaveras, y que una vez más tendré que acostumbrarme a la grandeza de mi cuarto y a las tarde sin oficio, aprovecharé los rincones de mi casa para llorar como un loco sin que nada me duela, porque hoy me doy cuenta que llorar del dolor es vergonzoso.

Extrañando a Lee, ese es un dolor que no me avergüenza llor

ar, siempre siempre me hará mucha falta, sea que vuelva o no a retomar los caminos que por obligación nos unían, la universidad se ve más grande y el frio de la ciudad fría que siempre anhelaste hoy me enferma, no soporto la cabeza porque tú y yo sabemos que soy un imbécil y necesito la dosis diaria de todo va estar mejor, o al menos ver con tu sonrisa o con tus ojos que mañana ya no lloverá mas.

Entrando a la Basílica del Voto Nacional o del Sagrado Corazón de Jesús en la calle 10, comprendo que la fe es la última de las salidas, aunque con un poco de vergüenza porque no tengo cara para mostrarle a Dios, sabiendo que sí me arrepiento, pero tristemente porque la vida se me salió de las manos, no por mas. Entro con un poco de recelo, pues el olor a

mierda le genera a uno desconfianza, no sé si es hedor del mismísimo infierno que está detrás de quienes allí se refugian, o es a causa de los casi veinte habitantes de la calle que están tirados por el suelo de toda la basílica exhibiendo sus inmundicias, a ver si le logran dar lastima a Dios y él se apiade de ellos.

Como ellos pero un poco más discretos también muestro la porquería de mi vida a Cristo esperanzado que realmente tenga piedad de mi, por lo menos hasta que abran los centros comerciales de San Andresito de San José donde hay gente que puede tenderme la mano y regalarme una limosna mundana para llegar a mi casa, de donde nunca debí salir.

Finalizando mis diligencias y sentado en el Transmilenio, veo por la ventana despojos de calle, ilusiones de gente, mas mierda. Afortunadamente para mí, no dejo de pensar en los besos y en la piel del niño de los ojos bonitos, fue realmente hermoso contemplar de cerca la alegría y sentir entre mis brazos que solo de pronto exista la felicidad, no es a titulo de auto compadecerme, pero es preciso esperar…

Claro que el final de la historia, solo por ésta vez no me asusta, con probar su cuerpo creo me siento un ganador, o puedo estar seguro no perdí o tú qué piensas Fre……

lunes, 23 de agosto de 2010

Miradas




Traicionado por las miradas,
Motivado por la estupidez,
Giro mi cabeza una y otra vez con el fin de mirarle y que me mire,
Lo hago para confirmar si esta hay… si esta para mi… pero no está.

Su concentración en las inútiles estructuras, en los modelos lingüísticos, en sí,
Prefiere perder su mente en bosques talados,
Prefiere privar su mirada en el blanco de los contradictorios,
Prefiere solo no mirarme.

Escurridizas miradas entre sus ganas y las mías,
Fastidiosas palabra, incomodas correcciones,
Que si gramática, que lengua, que si habla,
Solo una lengua que me interesa… la suya…
Solo un enigma que no le atañe… el mío…

Para el fin de la clase, las palabras de rigor,
El saludo, la despedida, la confusión,
Toma mi mano y la aprieta entre la suya,
Le miro… y me mira,
Solo adiós…

Juanito....

martes, 17 de agosto de 2010

Isabela...

Isabela de las dudas camina por la calle ante la lluvia escurridiza de las miradas de la gente, siempre desnuda, siempre descarada, siempre falaz, nunca amada. Camina como lo suelen hacer las diosas de la noche, como la luna y los desvelos, como solíamos hacerlo en las calles de chapinero, siempre en busca, al acecho, con hambre… con hambre pero con clase, nunca su astucia le permite comprobarle al mundo lo que de ella se habla, siempre urbana, nunca feliz.
Isabela de la noche y de multiformes pensamientos, aromas a tabaco y desorden, Isabela de los besos, hasta nunca, hasta siempre, solo Isabela del adiós.

Los recuerdos se decoloran en mi mente, alguna vez existió una tal. Buscando a Isabela en su desorden, en mi desorden en el de lee. No está. Isabela del olvido, del abandono, del destinte. Como olvidar sus pluricromos pensamientos, sus tacones, su splash, siempre la elegancia, siempre la filosofía, Bumbury y los malditos. Malditos franceses, hicieron de Isabela una diosa del odio, un asco del mundo, una idiota carcajada a la literatura y su perfecta conjugación del verbo to be… maldita.

Maldita y bendita, amada y odiada, Isabela de mis amores, ocultamente me agraciaba oírle hablar ingles, siempre perfecta, siempre intachable, incorregible, no me molestaba, no la olvidaré, aunque siempre fue asqueroso pensar que sabia más que yo. Isabela platónica, idealizada, deseada.

Como te amo, como me haces falta, ni el maldito viejo farol de Buenos Aires me permite olvidarte, ni Malena y el asma de su viejo bandoneón hace entender porque no te saco de la cabeza, Isabela perpetua, Isabela nunca jamás.

Tal vez allá desde el país de las maravillas rodeada de tulipanes prostitutitas y bocadillos de coca recuerdes a quien siempre te quiso, a quien admiro de lejos tu literatura. A quien enseñaste la existencia de un mundo inédito y hasta el momento desconocido para los intelectuales, noches en las que baso mi forma de escribir, mi forma de enseñar, mi forma del mundo, claro sin censura.
¿Cuéntame cómo son las calles de Luxemburgo en tu próximo viaje Isabela gray? Ya que como Basil haward estoy condenado a ver que nunca envejeciste conceptualmente, o al menos en mis conceptos, tras el retrato de tus escritos, explícame en una de tus próximas postales ¿como la niña mala dejo de ser intrépida a mi gusto y pasa a ser la niña yo no fui.

En fin Isabela, te amo, y me duele, me duele no amarte como siempre, no hacerlo como antes, no me explico, porque hasta nunca se acorto tan pronto. Porque me dueles en el olvido, porque me siento satisfecho si no te veo, hoy estoy seguro que si lee estuviera leyéndome, me diría algo parecido, Lourdes en la tienda, siempre maniática, desolada, aislada, pretendiendo imitar a Isabela de la noche... pero ni Lourdes ni Isabela volverán… es ferpecto…

…… o …… ¿tú qué piensas Lee?

viernes, 12 de marzo de 2010

Adios

Las noches se vuelven agrias y el sudor de tu frente casi que calcina al rose con mi piel, no sé si para el fin de la noche, sea ella la que con su oscuridad opaca lo que segundos antes brillaba como destellos de amor, o el absurdo titubear de tus antojos, como las estrellas, desnutrieron mi amor, mis ganas, mis ansias, mi vida… la tuya.

Volteo a mirar hacia atrás y no encuentro motivos para volver, y eso es mucho decir, porque como ame y me amaron nadie lo ara jamás, así que debo conformarme tal vez con aquellos despojos de cariño que quieran lanzar a este pobre hambriento e incomprendido vagabundo. Aunque las calles y el destino quieran hacerme pensar que te amo… no es así.

Lo siento mucho si alcance a sentir cosas nuevas, porque como tú me besas no lo habían hecho antes, quizá tu particular manera de hacer el amor, logro atarme insensatamente, pero hoy día me doy cuenta, que, a pesar de todo, no quiero estar a tu lado, me hiciste sentir bien, pero no te amo.

Con seguridad hay muchas cosas que quedan sin entender y eso es a penas normal, siempre trate de esconder lo que estaba sintiendo, no sé si por miedo, vergüenza, o sabrá Dios porque lo hice, pero debes aprender que tarde o temprano los silencios se rompen, y estallan no de las mejores maneras, claro está que la culpa es toda mía, pero también es claro que es el fin.
Piensa que como la muerte, el amor agoniza, y que como ella también es rotundo y fugaz, no preguntas cuanto o por qué, o tantas estupideces que suelen salir de nuestros labios, cuando somos incapaces de asumir lo que se veía llegar, no mendiguez cariño, no demuestres dolor, que aunque no enriquece mi ego, si me fastidia, porque no fui yo quien te pidió me amaras.

Ni la guacamaya, ni el elefante, significan nada para mi, espero al igual que yo lo olvides, lo que ayer fue un antojo, hoy es solo un poco de desidia acompañada de olvido, ya no estás en mi literatura, ni en mi mente, ni en mi corazón… tal vez en mi recuerdo, si no me obligas con presiones al olvido.

Un hasta nunca es lo que queda por decir, como alguna vez lo oí, y lo digo desde entonces cuando quiero presumir firmeza,” no más me queda desearle a tu velero, buen viento y buena mar”…

lunes, 4 de enero de 2010

Salón de clases

Las voces en el cuarto luchan las unas por callar las otras, cada uno de ellos subía el tono cuando sentían perder la atención de sus pequeños e hipócritas grupos, cuando sentían que sus estúpidas y malintencionadas sonrisas se estaban apagando, porque cada letra les sonaba con dialectos tan extraños, que nadie allí se atrevía a entender.


Pasan sin sentido las horas y nadie resuelve entender al ajeno, solo hay miradas subversivas de un amor siniestro, que por inspiración de las letras y los números, se convierte en odio; todos saben que el otro los necesita para subsistir, porque esa es su tarea en el mundo y es precisamente eso lo que los impulsa a sentirse sicarios en el recinto.


Un sobrio olor a tinto invade y armoniza el espacio, todos lo notan y le temen, es aquel látigo justiciero y domador, que usan para aplacar la furia de las bestias; él llega y el silencio consigo impera como un común denominador, él llega y el silencio ataca con decoro la cobardía de sus débiles voces, él llega y el silencio noquea los odios en el aula de clase.


Peace and love my brother….




Juanito…

El Silencio



¿Por qué me resultaste tan extraño como aquellos pasmos de conocimiento pardo al que decido desconocer por ignorancia?


¿Por qué si temías de mí preferiste alejarte en silencio?, como si el silencio hiciera todo como antes, como si el silencio te diera las razones, que tu inconsciente razón no termina de entender…


La Calle





Kilómetros de calles sucias, bajo la fría lluvia de Bogotá, hacen que me duelan las ideas, en la mano derecha junto con mis zapatos negros, sostengo los despojos de mi conciencia, y en el bolsillo de la camisa refundidos para luego, junto con los cigarrillos, la dignidad y la honra que minutos antes me estorbaban.



Con el luto de una ruidosa fiesta en el Theatron, camino por la Caracas para tratar de olvidar aquellos pecados que me obligan a mirar las líneas blancas de la Ciclo Ruta, porque me siento indigno de la sucia gente que frecuenta la noche. “¿una monedita Mono?” , “no gracias no me antoja” ante la mirada asesina de aquel indigente, supe que la noche no tendría un feliz desenlace y que aquel fin pronto llegaría, de manera tal que ni el cuerpo, ni la lluvia, ni las calles lo notarían.



Por la estupidez de mi respuesta, me vi tirado sobre las meadas paredes del Only de la sesenta… y algo, solo y sin destino, o al menos hasta que la traba me permitiera recordar el camino. Mirando el anuncio de un local, recuerdo las palabras de la chica de los pelos rojos que viene a mi memoria sin motivo alguno, “me siento atraída por las luces de neón que me seducen y envuelven” solo que I dislake the Under Ground world, y el susto me obliga a caminar rápido y tropezar con todo.



Por aquellas escaleras de pepas blancas con negras y estragos de cerveza, mujeres tiradas en cada escalón con vestidos a medio poner, por encima se nota que ninguna tiene ropa interior, en sus caras, una mueca de cansancio, como las de aquellas elegantes personas que toman el Transmilenio de la calle 72 con la ilusión de alcanzar asiento, como ellos pero con menos ropa y vergüenza, lucen aquellas mujeres, cansadas de su vida o exhaustas por la calle, no sé, no alcance a pensar, cuando menos sentí un empujón que me clavo de narices contra el piso, aunque para la ocasión no importaba, en mi colorado y cachetón rostro, no cavia ni un solo moretón mas, producto de la noche.



La culpa me carcome el alma, siento un profundo ahogo en el pecho y un vacio en el estomago, aunque el molesto ardor del culo y esa sensación de querer cagar todo el tiempo, me impedían pensar demasiado, recordé las palabras de aquel travesti de Al Diablo La Maldita Primavera “la culpa no va conmigo, al fin y al cabo, moral es solo una mata de moras” me causó tanta gracia, que el agua con gas que estaba tomando y que tenía en la boca, “por esa puta costumbre” de pasarla de lado a lado de la boca, por sentir las burbujas, se me salió por la nariz y solté tal carcajada que llame la atención de la agonizante gente de aquel sitio.



Claro está que solo Dios sabe en que estaban pensando, o que era lo que veían, porque nadie hizo el menor movimiento, pasaron las horas, poco a poco un escurridizo rayo de madrugada se dejo pillar por las rendijas de las latas que cubrían las ventanas de aquel sitio, me encandelilló los ojos y descubrí que era hora de marchar, aunque antes de ponerme de pie, quise inmortalizar aquella tétrica imagen en mi cabeza, admirar la uniformidad de aquel lugar, sin importar que todos allá veníamos de mundos distintos; prostitutas en el suelo, un indigente en el orinal, gente con aire de apartamenteros tomando tinto, gamines, gomelas, de todo… a … y yo, lo más gracioso de nuestras diferencias, era que teníamos la noche en común, y tal vez era eso lo que nos hacía ver casi como una familia.



Sin pensarlo tanto salí de aquel lugar y trate de tomar el primer Transmilenio de la calle 22 que pasara, aunque tuve que esperar mucho tiempo antes de que eso sucediera, lo más gracioso de aquella mañana, es que percibía en la mirada de la gente, que lo que había hecho, al parecer no estaba bien, pareciera que cada rasgo de inconsciencia se plasmara en la cara y todo honorable ciudadano hubiese aprendido a descifrar tal código.



Como si aquella noche se me hubiera mostrado a manera de índice en mi vida, me volví esclavo de la calle, amigo de la noche, siento a cada cuadra un despojo de alma que se me ha quedado de la noche anterior, de las luces y sus demonios, de las pasiones y los encantos, de las drogas y los golpes, de los bailes y el alcohol, de los amantes clandestinos, como hijo y como hermano, de la calle y de la noche.



SANTA NAXLY DE LO ETERNO





Aroma a cigarrillo mentolado y sabor a crema de whisky acompañan las calles del abandono; tragos de amargura e indigencia; suspiros de olvido y necesidad de memoria; tierra de apariencias, de closet, de simple mansedumbre, por las calles del comercio, por la vía de la amargura, por el camino del destierro, santa Naxly del auxilio.



Innumerables golpes de la vida, risa hipócrita de la amistad; serenidad del alcohol, las drogas y los excesos, despojo de apariencia, ganas de vivir; sueños incompletos, monedas de la fuente, santa Naxly de la esperanza y la eternidad.
Con el aroma de la madrugada, por el ruido de la calle, por el silencio del dolor, por las necesidades de los abandonados, por la gloria de las putas, los maricas y los rateros, ten compasión.



Besos de alquiler, sudor en los moteles, penumbras de semen y sudor, santa Naxly de la entrega, Rogad por quienes caminamos en las noches, para quienes la luz no es más que evidencia vulnerable. Sufrid por quienes sufrimos el abandono de la vida, a quienes nos toca esconder nuestras vergüenzas para encajar en un mundo desolado. Amad a quienes amamos sin control y nos conformamos con el desvarío de lo evidente. Enseñadnos con amor lo que a golpes aprendemos. Perdonad lo que con rabia nos condena y nos amarra a las sucias calles del centro. Compadeced nuestros dolores y esfuerzos, protege nuestras inmundicias, evita que el desconsuelo y el dolor nos lleven a la tumba y permítenos a la hora de nuestra muerte un cambio eterno para conocer la gloria…



Amen




Juanito...

UNA TRISTE NAVIDAD





Navidad es aquel tiempo de gozo y paz que sirve de pretexto para abrazar a quienes nos estorban y besar con sincero odio a nuestros enemigos, camuflar entre las enceguecedoras luces de los arboles la maldad y la tristeza; es hacer un alto en nuestros temores, angustias y necesidades, es también escapar de la soledad y el abandono, el nacimiento del niño Jesús, la venida de papa Noel y es en ultimas por eso que nos deseamos una feliz navidad.


Pero… ¿a caso alguien se ha puesto a pensar en todos aquellos que cargan una honda herida? Y ¿qué se les dice a ellos?, a todos aquellos que sufren por ver sufrir, a quienes gozan estando solos, a las miles de personas que no tienen a quien saludar y menos con quien festejar, a aquellos que necesitan de la tristeza para subsistir… para que nos engañamos escribiendo en nuestras calles feliz navidad, cuando en los taxis y buses viajan personas tan tristes que ni las luces resplandecen en sus rostros, cuando en las calles hay gente esperando un rastro de alegría para ver si algún día creen en la felicidad, y mientras en unas casas los festinen rebosan barrigas, muchos pasan el año sin probar un bocado medianamente decente.


Este escrito es para las prostitutas, los indigentes, los melancólicos, los pecadores, los abandonados, las viudas, los huérfanos, para todos los del pabellón de quemados de todos los hospitales, para los enfermos terminales, los drogadictos, para los presos, para los soldados, los emigrantes, los perros callejeros, los autocompasivos, los suicidas, los tristes, para los agnósticos, para las enfermeras de turno de los hospitales de la caridad, para los recluidos en clínicas de reposo, para los pobres, los inútiles y los feos a todos ellos, les comparto UNA TRISTE NAVIDAD Y UN PROSPERO AÑO NUEVO…





Juanito...