domingo, 5 de diciembre de 2010



Caminando con demencia y mostrando mi mejor cara a las calles, mi mente y mi cuerpo vagan por el mundo como quien busca a Dios, sin ninguna intención de resguardo o compasión, me pierdo en las miradas de quienes habitan la calle, me gusta su paciencia, admiro la manera con la que se toman la vida, sin mayor preocupación, como lo hacen los perros callejeros, ya quisiera yo poder gozar de su inconsciencia e importarme un rábano la mirada de la gente que hoy me asfixia como la mirada misma y justiciera del Divino.

Vencidos algunos de mis miedos, solo me queda por preguntarme ¿qué hacer?, aunque la verdad las opciones son tan pocas y mi imaginación tan nula, que la oscuridad se convierte en mi mejor aliado, debo confesar que me fastidia tener a la apestosa de la Muerte, susurrando mi nombre con su hediondo aliento, siento que como yo se siente sola, no sé si por una leidy o tal vez por la inconsciencia del amistoso afecto de Lee, pero, le hace temer como a mí la noche, lo único cierto es que repentinamente le han dado ganas de caminar a mi lado y no se me despega.

Dentro de quienes me acompañan por la calle está el fracaso, hoy lo veo mejor que de costumbre, quizá cambió su mirada del mundo y solo sueña que como el santo Job la mejor salida es aguardar la misericordia de Dios, y claro debemos dejar de ser hipócritas y aceptar que todos la anhelamos, bueno unos más que otros, pero un par de eternidades a su lado no nos vendría para nada mal, eso le veo al fracaso, una resignación, un nuevo aire. De él no me extraña verlo a mi lado, él siempre gustó de mi compañía, esperó hasta que oficialmente saliera yo del closet para formalizar un matrimonio conmigo, lo he visto tanto tiempo a mi lado, que fue inevitable decirle no. Pero bueno, en todo caso, su compañía me anima y me motiva.

Una vez él intentó enamorarse de Lee, gustó de su mirada, porque una loca hechicera la condenó a ser la mirada del fin de la fantasía, gracias a su hechizo Lee cuenta con los ojos más deseados de Wonderland y Fracaso la siguió, por culpa de él y afortunadamente ella termino con el gnomo, pero desafortunadamente el fin de la fantasía tendrá una mirada triste.

No me había fijado en el olor a culo que impregna las calles, que desperdicio de humanidad, pero bueno a alguien se le ocurrió que era justo tirarlos allá porque no son gente, lo indigno es tener que soportarlos aunque ¿qué nos importa?, no sé que es mas cómodo pisar indigentes o tropezar con cartas parlantes, Alicia sabría que responder en estos casos.

Hace algún tiempo conocí a un doctor especializado en dar besos, ni él sabe el poder curativo de sus terapias, parecía ser que desde la vieja ciencia del médico de guardia del viejo hospital de los muñecos, la humanidad no iba a ver ningún otro buen doctor, hasta que nació él, no sé la verdad si el amor existe, porque mi corazón quedó refundido en la ropa interior de alguien más, pero si es esto que estoy sintiendo estoy enamorado, o bajo el efecto de la anestesia de los abrazos del doctor, pero me encanta saber que existe.

Bueno demasiada lora para una sola caminata, tal vez es hora de tomar el Transmilenio, perdido en las miradas de la no gente, decido obligar a mi mente a que deje de pensar